En el 776 A.C. se inauguraron los primeros juegos registrados oficialmente, un acontecimiento deportivo tan importante que sirvió de base para medir el tiempo en la antigua Grecia, aunque es probable que la fecha real del origen de los juegos sea mucho más antigua. Desde los más remotos tiempos se había rendido culto a Zeus, el Dios supremo de los griegos, en su viejo altar que había en una colonia situada en la confluencia del Cladeo y el Alfeo. Más tarde, en el siglo V, en el bosque sagrado, el Atlis, descollaban entre los templos el dedicado a Zeus, en cuyo interior se alzaba la monumental estatua de mármol, de trece metros de altura, que representaba al Dios sentado, cubierto con ropas de oro.
En aquel lugar se originaban las fiestas de Olimpia, embrión de los verdaderos Juegos Olímpicos; aunque es mucha la confusión entre los historiadores y aún entre los mismos griegos antiguos sobre el origen de los mismos. Estas fiestas originales de Olimpia pasaron por numerosas vicisitudes con motivo de las luchas guerreras y las invasiones en el
Peloponeso. Hubo un periodo de interrupción y más tarde (se dice que en el año 884 a.C.) se produjo la "Tregua Sagrada" entre los reyes Cleóstenes e Iphitos, de Pisa y Elide, respectivamente, reviviéndose los festivales.
A Olimpia llegaban gentes de las más variadas clases y procedencias; desde todas las Ciudades Estado(Polis) llegaban peregrinos en multitud, visitantes y mercaderes y la campiña se cubría de tiendas y barracas. Numerosos son los personajes de la historia Griega que concurrieron en los juegos, entre otros Herotodo de quien se cuenta que leyó en Olimpia los primeros capítulos de su historia; filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Anaxágoras, Pitágoras y Diógenes; célebres curanderos y charlatanes como Menecrates de Siracusa; escultores jóvenes y viejos, y por supuesto, Fidias entre ellos; hombres de estado como Filipo de Macedonia y el famoso general ateniense Temístocles, que se presentó en el estadio después de la batalla de Salamina y los espectadores prescindieron de los juegos para aclamar al héroe.
Durante los días que duraban los juegos, la comarca se consideraba un Estado neutral y se establecía la tregua sagrada que impedía cualquier tipo de guerra. Una leyenda dice que en 1255 a.C. Hércules, el héroe griego, tomó como tarea limpiar los establos de Angias, rey de la Elide, que poseía numerosos animales y cuya suciedad provocaba epidemias en la zona. Para ello desvió el curso del río Alfeo haciéndole pasar por los establos del rey, que así fueron limpiados.
Augias se negó a pagar lo convenido y Hércules lo mató. Agradecido a Zeus por concederle la victoria, éste decide organizar una fiesta en su honor. En ella se disputa una carrera y la distancia fue determinada por el mismo Hércules, quién midió con 600 de sus pies la longitud de un estadio (192.27 m.).
Otra versión indica que estableció las Olimpíadas como una manera de limpiar el pecado de haber matado al rey Augias. Estos juegos fueron despareciendo paulatinamente. En el siglo IX a. C. Iphitos, rey de Elide, consultó a Pitia sobre lo que debía hacer para salvar a su país de la peste y el pillaje de las guerras. Pitia le contestó que debía restablecer los juegos de Olimpia. En el año 884 a.C. Iphitos con Licurgo, rey de Esparta, convinieron restablecer los mismos, declarando que Olimpia sería inviolable durante el desarrollo de los Juegos y que la organizaciónestaría a cargo del reino de Elide.
Otra leyenda cuenta que un rey griego tenía una hija muy hermosa y para encontrarle marido estableció que los pretendientes debían ganarle en una carrera de carros. Si perdían, morían atravesados por su jabalina, y así cayeron trece hombres. Por fin, un joven llamado Pelops logró ganar la carrera, la novia y el trono, y en honor a los dioses instituyó las olimpíadas.
Al acercarse la fecha de los Juegos, precedía a éstos una Tregua Sagrada, verdadera etapa de unidad nacional, proclamada en todo el territorio griego; ésta duraba tres meses y permitía a los peregrinos trasladarse sin riesgos a Olimpia. Los Heraldos de Elide recorrían Grecia proclamando la Tregua
Sagrada y convocando a todos los ciudadanos libres a los Juegos. Nadie podía entrar con armas a Elide o violar su suelo
. Todos los participantes en las pruebas de cualquier clase debían estar inscriptos con un año de anterioridad, haber jurado cumplir con el reglamento y si no son victoriosos de Olimpiadas precedentes, era necesario que entrenaran con diez meses de antelación y por lo menos uno en el gimnasio de Elis bajo la supervisión de los helanódices (Jueces). Allí eran supervisados y se sometían al régimen de disciplina olímpica. De igual forma el atleta que llagaba tarde, los esclavos, los homicidas, los delincuentes, los que no habían pagado multas y entre otras razones, eran excluidos de los juegos.
Cuando el período de prueba había pasado, se despedía a los atletas con las siguientes palabras:
"Hacia Olimpia; id al estadio y mostraos como hombres capaces de vencer; en cuanto al que no esté preparado que vaya donde quiera".
No hay comentarios:
Publicar un comentario